miércoles, agosto 1
LA ENCARNACION Y LO FEMENINO
El Verbo Encarnado me sugiere en primer lugar la cercanía de Dios, y el hecho de la Encarnación me lleva a descubrir a un Dios que valora a la mujer como colaboradora activa en esta cercanía y amor al ser humano।
En el pasaje de la Anunciación me emociona sobremanera, el momento en que el ángel de Dios deja sola a María y se va con el SÍ. Es un momento sublime, donde en la intimidad y oscuridad del seno de María, baja el Espíritu de Dios. Dice la Escritura que la cubriría la sombra del Altísimo. Esta parte no está en los evangelios, pero fue el momento de más intimidad, de belleza conyugal entre la divinidad y la humanidad representada en María. Por primera vez el cielo y la tierra se abrazan.
¿Qué estaba haciendo la jovencita, en el instante cuando un óvulo de su vientre sale y comienza su recorrido por las trompas de Falopio? ¿Estaría orando? ¿O tal vez dormida? ¿Quizás, haciendo los quehaceres de la casa? No lo sabemos, pero queriendo leerlo en clave de feminidad, de energía vital, de pasión erótico-creadora, María pudo haber estado en unión contemplativa con Dios que la estaba inundando en un abrazo humano-divino y la estaba fecundando. En unión transformante, en Matrimonio espiritual, a la medida de los grandes místicos. Con la diferencia que la estaba fecundando biológicamente.
El Espíritu no bajó avasalladoramente en la Virgen como una fuerza sobrenatural, como un rayo, sino que bajó con ternura de esposo y se posó en la favorecida. Tomó su carne, su ser mujer, su vientre virgen, su pasión y la amó, la conoció, la fecundó. “Como la lluvia que cae en tierra y no regresa al cielo sin haberla fecundado” (Cfr Is 55,10) así sucedió en María. Se dio un cambio enorme, maravilloso, no sólo en su seno, sino en la totalidad de su persona, y en la humanidad entera, desde ese día todos somos diferentes.
Es la entrada de María en la Trinidad, se hace esposa del Espíritu Santo, Hija predilecta del Padre y Madre del Verbo Encarnado y por lo tanto Madre de Dios. En ella el proyecto de Dios con la humanidad llega a su plenitud, un Dios en cercanía, en intimidad. Amando a Dios como Dios y diferente a Dios, con ternura de mujer, con afecto de Dios. Ella… la primera de toda la humanidad.
La Encarnación, que fue pensada desde el principio mismo, antes de la creación, viene a ser ahora un acto femenino, viene a depender de la apertura y sencillez de la mujercita de Nazareth, en María se realizan las Nupcias con Dios. Desde ese día esta doncella tiene esencia divina, se siente distinta, se sabe diferente, se abandona totalmente al que la envolvió y de quien se encuentra enamorada apasionadamente.
¿Pudo haber dicho que NO María y complicar el plan de Dios? Probablemente, ella era libre, pero Dios sabía del amor en ella y si Dios ha tenido una certeza ha sido esa, María sería la colaboradora fiel y creativa en el plan de cercanía y salvación del género humano.
Al hacerse femenina, la Encarnación en María se llena de ternura y delicadeza de madre, de fecundidad, afecto, cariño, de amor y de gracia. María hará de la maternidad su fuerza salvadora en respuesta al don de la Encarnación para todo el universo. Maternidad espiritual y maternidad engendradora.
Desde entonces la mujer va a tener un lugar muy especial para Dios, Jesús durante toda su vida lo vive en esa dimensión de aprecio y apertura. Ella tendrá una misión en la proclamación del Reino. Durante toda la vida de Jesús, la mujer ha sido compañera, discípula, apóstol y testigo.
En una cultura donde lo masculino es lo dominante; donde lo femenino no es apreciado, la reflexión sobre la Encarnación unida a lo femenino transforma toda nuestra visión de la vida y de la teología.
Es el Padre quien desde el principio elige entrar en comunicación de iguales con el ser humano, y desde dos perspectivas, haciéndose hombre como nosotros y haciendo al hombre Hijo en el hijo participando de su esencia divina, tiene a bien seguir llamando mujeres que colaboren desde su riqueza femenina a la extensión de su Encarnación en el mundo.
Nosotras como Religiosas del Verbo Encarnado estamos llamadas a la manera de María a confiar profundamente que Dios quiere hacer maravillas a través de nosotros y seguir salvando a la humanidad con nuestra colaboración. Con nuestra vida, nuestra creatividad, ternura, bondad y amor.
Sabiendo quienes somos y quien nos ha elegido asumamos la tarea con fidelidad, y alegría haciendo de nuestro servicio a la Iglesia, la Prolongación de la Encarnación en el aquí y ahora.
¡Alabado sea el Verbo Encarnado!
Hna. Malena Gonzalez cvi
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Centro de Espiritualidad Jeanne Chezard de Matel
- Causa de Canonización de Jeanne de Matel
- Las Religiosas del Verbo Encarnado nos encontramos en varios paises, fuimos fundadas por Jeanne Chezard de Matel el 2 de Julio de 1625 en Roanne, Francia.
1 comentario:
Malena, que hermosa tu reflexión. Que el verbo Encarnado siga llamando mujeres a su corazón.
Praised be the Incarnate Word!
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